Había una vez una tierra de tigres donde los tigres no eran un problema: ríos de sangre, casas de tierra, gente con miedo, horas eternas, miles de historias llenas de tristeza… cuna de gente que nadie quisiera. Mucha gente murió y todos fueron muertos por una razón: eran diferentes. Esta es la historia que mi abuela me contó del pueblo bello donde mi cuerpo nació: Amalfi Antioquia, Colombia. En la voz de mi abuela el problema se palpó, la gente no habla, la gente se mata ¿cuál será la solución? No es un misterio, ni una ecuación, es algo tan simple como el amor: es la palabra, el medio y el don. Así fue como esta idea surgió, talleres para aprender a hablar sin rencor, utilizando el arte como camino hacia el yo, que se une con el otro en una confrontación. Si me pregunta ¿Por qué? También le puedo contar, que es empoderar los jóvenes para construir la paz, no desde por allá lejos, sino desde la comunidad y formando promotores de debate social, estamos seguros que lo vamos a lograr.